El Oráculo abrió los ojos en un campo de hierba y flores, de belleza deslumbrante, de color y de luz. Todavía estaba en la comodidad de las alas de la gran ave mientras ella gradualmente tomaba conciencia de su nuevo entorno. La idea de que ahora podía caminar se le ocurrió de repente y salió de las enormes alas de su invitado para sentir el suelo bajo sus pies descalzos. Estaba desnuda, y el sol acariciaba su cuerpo con una luz brillante que era cálida y energizante en un coro fascinante de alegría.
«¿Dónde estamos?», Preguntó ella, dirigiéndose al pájaro.
«Estamos en la Tierra, en otra dimensión que será el hogar de la humanidad en una era futura.»
El pájaro cambió ligeramente su posición y recogió sus inmensas alas. «Podría ser mañana. Podría ser en algún momento en un futuro tan lejano que no es ni definible.»
«¿Cómo es eso posible? ¿Cómo puede haber una gama tan amplia de tiempo?», preguntó el Oráculo.
"El tiempo, tal como lo concibe la humanidad, no existe. El tiempo es una creación de la entera humanidad, y no del individuo. La persona no es tiempo;... La especie humana cree - con su cerebro - que ella lo es. La especie humana camina en el camino de la ascensión utilizando el tiempo como su faro, de referencia y de objetivo. Para nosotros, éstas son medidas de la ilusión, y poco más. Son los componentes necesarios para la comprensión de la prisión en la que la humanidad ha inadvertidamente entrado, pero el tiempo no es la clave de la liberación de esta prisión. Sólo el corazón desbloqueará esta puerta. Sólo el corazón.»
«¿Y por qué el corazón es la única clave?»
El gran pájaro ladeó la cabeza y bajó la mirada sobre el Oráculo, señalando con su ala a un lugar en el lejano horizonte. «¿Puedes ver la luna?»
«Si», contestó el Oráculo.
«La forma creciente de la luna es idéntica a la del corazón cuando al inicio se forma en el embrión humano. El corazón vive entre los dos mundos de las capas externas e internas del individuo, cuando la persona todavía no es más que un disco de forma oval.»
Mientras que el ave estaba explicando el proceso, la luna creciente comenzó a actuar como un ejemplo a la explicación del ave, como si estuviera sincronizada con sus palabras, y flotaba a una corta distancia de su posición y se convirtió en un disco oval, flotando de su lado con tres capas.
«El corazón», continuó el pájaro, «ensambla las células que activan y comunican un pulso que se convierte en una onda rítmica. Esta es la metáfora exacta de la humanidad contenida en un corazón humano de tres semanas. El corazón se centra en la unidad y la comunicación, de la misma forma que la humanidad evoluciona. Por lo tanto, el corazón es el símbolo de la humanidad.
«El cerebro, en cambio, comienza su arquitectura de dualidad, la cual es su fascinación para la mente humana, el vivir y operar desde este sistema craneal que mide y analiza, compara y juzga, y evalúa los valores del bien y del mal. Este sistema de dualidad se convierte en el centro de la mente, no para cada individuo, pero si en la mayor parte de la raza humana. »
«Antes de que la arquitectura del cerebro se desarrolle en el embrión, el corazón creciente late y, en este ritmo, se crea un campo eléctrico que se convierte en el centro inicial de la persona. En muchos aspectos, el ser humano es ante todo un corazón, luego un cerebro y luego un cuerpo. El corazón es el verdadero centro de la mente humana no sólo por el orden en el que se desarrolla, sino porque el orden es un reflejo del significado inherente del desarrollo humano. »
«La Primera Fuente funciona de esta manera. Nada está oculto en el azar o el caos. Siempre hay un sentido de la geometría de la creación, y cuando la ciencia descubre esta geometría de la creación, debe también buscar el significado detrás de ella, no obstante el significado es percibido y sentido por el corazón, y la ciencia busca con el cerebro. Así que la ciencia comprende rara vez la geometría de la creación. »
El Oráculo notó que la animación de la descripción del ave se había ido y la luna creciente estaba, una vez más, lejos en el distante horizonte. Ella miró al ave y se dio cuenta de que tenía los ojos vidriosos, como si estuviera llorando. «¿Estás triste?»
«Estoy ansioso», respondió el gran pájaro. « Deseo que la humanidad regrese a su corazón, a vivir a partir de esta zona y a expresar la unicidad de su verdadero hogar. »
«¿Cómo todo esto se relaciona a mi pregunta sobre el corazón como la única clave para la humanidad?»
«Si la humanidad pudiera vivir desde el corazón, si pudiera viajar desde la cabeza a su corazón y hablar desde ese sitio sagrado, ella podría vivir en esta nueva dimensión, lo mismo que tú estás ahora. Podría operar como una familia amorosa ampliada y disfrutar de las bendiciones del espíritu que esta gran tierra extiende a todos los que vienen a ella. »
«¿Y si no lo hacen? ¿Qué pasará?»
«Tienes la profecía, ya lo sabes. »
Al momento que las palabras salieron de la boca del pájaro, visiones de gran destrucción aparecieron frente al Oráculo. Ella podía ver grandes inundaciones, fuertes vientos, incendios que lamían el cielo y plagas devorando partes de la humanidad. Ella apartó la mirada y miró a los ojos del ave. «¿Por qué me lo muestras?»
«Tú miras a partir del código del cerebro humano», dijo el ave : «mira mas bien desde tu corazón natural e imagina que la transición de una dimensión a otra es una malla más suave, donde una sensación de facilidad, flujo y ritmo modulan la transición. Observa cómo la Tierra en su conjunto extiende sus cuidados y su consideración a todas sus criaturas. »
El Oráculo miró de nuevo y las imágenes de desgracia se mantuvieron, guerras y conmociones, turbas enfurecidas rompiendo las puertas, y los sin techo arrastrándose por las calles vacías con la desesperación escrita en sus rostros. «Eso no funcionó... Traté de imaginar y he fallado. Por favor, para. No quiero verlo más. »
«Entonces cierra los ojos y escucha mi voz», sugirió el ave.
«Escucha tu respiración. ¿La oyes circular en tu cuerpo?»
Ella asintió con la cabeza después de unos instantes. « Sí, la oigo. »
El lugar donde se encontraban era completamente silencioso y el sonido de su respiración, excepto cuando el ave estaba hablando, era el único sonido que oía.
La voz del ave no era más que un susurro. « Sigue la respiración hasta tu corazón y déjala que se asiente, y cuando lo hagas, imagina que la respiración es tu alma o el espíritu. ¿Puedes hacerlo?»
« Lo intento », respondió ella.
El Oráculo inspiró profundamente y se imaginó que el aire era su alma, y al respirar, ella lo dejó reunirse en la región de su corazón.
«Ahora», continuó el pájaro, «trata de añadir un sentimiento a la respiración, un sólo sentimiento. Inserta el sentimiento de comprensión. »
«¿Qué es este sentimiento?», preguntó el Oráculo con curiosidad. «Conozco la comprensión como un concepto analítico, pero no como sentimiento.»
«La comprensión es un sentimiento. No es una cosa de la mente. Se trata de una toma de conciencia de la importancia del amor en tu vida, y de por qué el amor es más importante que cualquier otra cosa. Lleva ese sentimiento en tu respiración y permítele que active tu corazón como un fuego prometedor encendido en el desierto, con extremo cuidado y diligencia. »
El Oráculo, con los ojos cerrados, se concentró en las palabras, luego en la respiración, y después en el sentimiento de comprensión. Ella podía sentir entrar un cambio en alguna parte de ella, pero no podía definirlo. Sintió un movimiento en un lugar intemporal. Era un lugar de perdón donde ella nunca había entrado antes.
«Ahora, imagina una nueva humanidad», murmuró el pájaro. «Imagina que ella hace lo mismo que tú haces, viajando de la dualidad del cerebro a la unidad del corazón y con cada respiro ella trae el sentimiento de comprensión. Mantén esta imagen en tu corazón, incluso por un instante esplendoroso de tiempo y luego abre los ojos.»
El Oráculo hizo lo que se le pedía y poco a poco abrió los ojos. Lo que antes era un campo vacío de flores y de hierbas ahora estaba lleno de gente de todas las edades trabajando en una sinfonía de interacción donde la energía de uno pasaba a otro, y luego a otro, después a otro como si hubiera una interacción deliberada y una benevolencia se tejía en cada gesto y en cada aproximación.
Había un centro de amor en cada geometría de interacción, y no importaba que la interacción fuera humana, animal, vegetal o de la Tierra. Toda vida parecía funcionar con un amor lleno de bondad y de intención. Era un lugar con un criterio razonado donde la confianza y la esperanza podían desarrollarse sin límites de un interés mayoritario.
El Oráculo miró al ave con brillante admiración en sus ojos, apuntando un delicado dedo hacia la nueva escena que se desarrollaba. «¿Yo hice esto?»
El pájaro asintió.
«Entonces, ¿el corazón puede crear?», preguntó ella.
El pájaro asintió de nuevo. «El corazón es el centro creativo del alma. Es el corazón quien emite la coherencia, alinea y concentra las energías de la Primera Fuente capaces de transformar las energías del planeta Tierra. »
« Pero ¿qué pasa con la mente? ¿no crea también ella?»
«Si, ella crea», respondió el ave, «pero no es el centro creativo porque crea en la dualidad. El centro no puede crear más que en la unidad. Él siempre busca conectar y unificar, busca comunicar los sentimientos de la conciencia de la Primera Fuente. La mente, debidamente acondicionada, se alinea con el corazón y es una extensión de su inteligencia y de su conciencia.»
«El espacio-tiempo en el que estás en este momento es aquel en el que la humanidad efectuará este viaje desde la cabeza al corazón, realineando la mente con la unidad que viene del corazón, en lugar de la dualidad que surge del ego. Este es el momento de gran transformación, y la Tierra y la humanidad son los principales actores que ocupan el escenario y están en el proceso de transformación mutua hacia una nueva dimensión del ser. »
«¿Y cuál es mi papel en todo esto?», preguntó el Oráculo.
«Eso depende de ti», respondió el ave.
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